Cuando comencé a correr no podía ni imaginar lo que me esperaba.
El otro día, un conocido totalmente ajeno a esto del running, al saber que iba a correr la Maratón de Sevilla y que esta, como todas las Maratones tiene 42,195 kms. me comentó:
- Madre mía, tardarás casi dos horas.
Casi dos horas, sí. Y al día siguiente me dan el Principie de Asturias y la Medalla Olímpica de Río sin correr.
Cuando le expliqué que algo más de dos horas hacen los mejores corredores del mundo y que nosotros los populares nos teníamos que conformar con hacer más de tres horas ( algunos bastante más ), no se podía creer el empeño que ponemos en entrenar tanto y seguir corriendo para ser del montón.
La verdad es que pensándolo fríamente es de locos, por qué no podemos simplemente salir a correr por el parque hasta que
nos cansemos, sin pulsómetros, cronómetros ni planes de entrenamiento
si lo que verdaderamente nos gusta es correr.
La respuesta, creo, es que por naturaleza, los humanos somos competitivos; sí, va en nuestros genes, competimos por todo, primero contra los demás y después cuando vamos tomando conciencia de nuestras limitaciones contra nosotros mismos, nos merece la pena porque no hay nada más excitante que superar los que consideramos nuestros propios límites, aunque a veces puedan parecer ridículos para otros.
Muchos empezamos en el running corriendo diez minutillos y andando cinco, así 3 ó 4 kms. Al poco tiempo vamos aumentando la distancia y vamos llegando a 5, 7 ó 10 kms. Después nos ponemos un reloj y cronometramos y, por supuesto, a continuación queremos hacerlo más rápido, y entramos de lleno en la vorágine del estado competitivo deportivo por naturaleza, el consabido Citius, altius, fortius (más rápido, más lejos, más fuerte), desde aquí a plantearte competir en una carrera de 10.000 o una Media hay un paso, y de aquí a la Maratón....
No creo que nadie se ponga en la línea de salida de una Maratón sin
ningún tipo de aspiración, aunque lo diga, puede que disfrazado con los
amigos en una Sansilvestre o en una carrera por el barrio salga sin pretensiones, pero en una
Maratón, no.
Estar preparado para correr una Maratón implica demasiado
esfuerzo y dedicación como para salir sin objetivo, aunque sea simplemente llegar, además de la competitividad entran en juego factores como el compromiso, la fuerza de voluntad y la implicación emocional.
La implicación emocional hace que pueda haber más pasión en un partido de primera regional contra el equipo del pueblo vecino que en una final Madrid-Barça y mucha más emoción en la carrera de las fiestas del barrio que corre tu hijo que en un 400 metros lisos entre Bolt y Rudisha.
Existen las apasionantes carreras de galgos, pero no cabe duda de que nosotros disfrutamos mucho con las de caracoles, sobre todo si somos uno de ellos.
Y en espera de la Media Maratón de Plasencia del próximo domingo, que espero me aporte una buena información con vistas a mi estrategia de carrera en Sevilla, este caracol ha realizado esta mañana tempranito un entreno de 15 kms. que incluía cuatro series de 2.000 metros, con 90" de recuperación y que han salido a 4'26"/km, 4'23", 4'18" y 4'12". Quizás estoy mutando de caracol a tortuga.
Y en espera de la Media Maratón de Plasencia del próximo domingo, que espero me aporte una buena información con vistas a mi estrategia de carrera en Sevilla, este caracol ha realizado esta mañana tempranito un entreno de 15 kms. que incluía cuatro series de 2.000 metros, con 90" de recuperación y que han salido a 4'26"/km, 4'23", 4'18" y 4'12". Quizás estoy mutando de caracol a tortuga.
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