miércoles, 28 de mayo de 2014

III Media Maratón "Los Barruecos".

La montaña te quita chispa, pero te pone fuerte.


Después de unos meses de dedicación exclusiva al monte y al desnivel, no me cabe duda de que si de correr se trata, todo entrenamiento que contemple cambios con diferentes niveles de esfuerzo da sus frutos, sino, no se explica como dentro de un plan exclusivo de entreno de montaña, sin series ni rodajes a umbral, me hayan salido en tres meses dos buenas medias maratones entre cuatro duros trails de entre 23 y 33 kilómetros.
Ya me sorprendí cuando acabe en 1h33' la Media de Cáceres, y volví a hacerlo el domingo cuando a pesar de llevar el tobillo todavía inflamado y arrastrar el cansancio de 4h40' en una carrera de montaña durísima la semana anterior, me vi rodando cómodo a ritmos de 4'30"/min en la Media Maratón de "Los Barruecos".

Numerosa representación del Club Maratón Cáceres
Los Barruecos constituyen un Paraje Natural muy singular en las afueras del pueblo de Malpartida de Cáceres y siempre merece la pena una visita, por si alguien tiene interés, en esta entrada ya hable de esta zona y puse algunas fotografías justo antes de la Media del año pasado.


No tenía premeditado nada, salir por sensaciones y a decir verdad, desde el principio fueron buenas, me encontré muy regular en todos los terrenos tanto subiendo como bajando, la carrera es a dos vueltas en un circuito variado de 10,5 kms. con principio y final de cada una en el centro del pueblo, hay zonas donde no es cómodo correr por caminos de gravilla donde no agarran bien las zapas y junto a mi amigo, colega y vecino Jose Manuel con el que me fui relevando casi todo el tiempo completé una muy satisfactoria carrera, incluso con fuerza para hacer fuertes los dos últimos kilómetros y acabar en 1h36' una Media dura y un poquito más larga que el año pasado por un cambio de recorrido en la zona del Museo Vostell.


Con José Manuel, casi 60 Medias a sus espaldas
Me llevé una grata sorpresa para acabar esta primera parte de la temporada de carreras, la siguiente será la Maratón de Montaña " Pueblo de Artesanos" el 28 de Septiembre, quinta prueba de la Copa de Extremadura de carreras por montaña, empezaré el plan de entreno específico en Julio y tocará madrugar, por aquí el verano es de los duros, así que tengo algo más de un mes para recargar pilas con salidas amenas por el monte cámara en mano, algún circuito de fuerza, run for fun, ojalá algún día de gimnasio y natación y mi añorada bici que yace en el garaje, en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo....

martes, 20 de mayo de 2014

7ª Carrera Pencona Aldeanueva de la Vera.

Para los que nunca hincan la rodilla, rezaba el cartel de la Carrera Pencona este año, y a fe que yo estuve a punto de hacerlo.

Para aprovechar mejor el buen tiempo y como mi cuñado también iba a correr, decidimos pasar el fin de semana en La Vera toda la familia, de no haberlo hecho, la hora de salida a las 8:00 hubiera hecho indecente el madrugón para viajar desde Cáceres.
La carrera este año era campeonato de Extremadura Individual y por equipos, había decidido dar un salto espectacular en cuanto a recorrido y dureza añadida, y creo que por ello hubo más de un asiduo de otros años que se lo pensó y desistió, menos inscritos, unos 180, quizá le falte difusión fuera de nuestra región porque la prueba es espectacular, casi 33 kilómetros y más de 4.000 mts. de desnivel, casi todos de alto nivel técnico tanto en subida como en peligrosas bajadas, verdaderamente montañera, estoy seguro que una carrera de estas características y con la buena organización que tiene, con más difusión y estando a un par de horas de Madrid debería agotar pronto todos los dorsales. Gredos en estado puro.

Callejeo por el pueblo tras la salida
Comencé la carrera regulando, a parte de los dos primeros kilómetros callejeando por el pueblo, los caminos empiezan a estrecharse y empinarse pronto, todavía es pronto y todo el mundo corre, la hora temprana y la vegetación espesa refresca la mañana y hace la subida agradable. Voy adelantando posiciones poco a poco y buscando mi sitio con vistas a comenzar lo más duro a partir del avituallamiento del kilómetro ocho, al contrario que el año pasado, mis sensaciones son hasta ahora buenas y encaro este primer tramo técnico, casi de escalada, con las fuerzas intactas.

Foto del año pasado por el Paso de los Buitres, con hormiguitas de colorines subiendo.
A un tramo durísimo de dos kilómetros hasta el Paso de los Buitres subiendo con pies y manos le sigue una vereda empedrada por la que alguno nos despistamos por fiarnos del corredor que nos precede sin mirar las balizas, menos mal que nos avisaron enseguida y pudimos retomar el camino bueno. El terreno técnico no acaba, a los canchales y las piedras se unen ahora grandes prados por encima de la Chorrera de la Mora, encharcados y llenos de agujeros que apenas se intuyen bajo la frondosa hierba, se puede volver a correr pero con precaución, hasta llegar a la base del primer tramo nuevo de este año, la subida al Alto de la Panera, aquí si empiezan las fuerzas a flaquear un poco, me quedo en terreno de nadie, hay mucho matorral, helechos y piornos que te hacen dar rodeos buscando el camino y la subida parece no tener fin, para cuando llegamos al vértice de la Panera, hemos ascendido 900 mts. en algo menos de cinco kilómetros, casi un kilómetro vertical que me ha llevado más de una hora.


Prados altos de terreno tramposo
Bueno, hemos llegado al punto más alto de la carrera, así que parece que todo será más fácil a partir de ahora. Nada más lejos de la realidad, la bajada de la Panera es pavorosa, piedras y canchos grandes, desniveles que son casi abismos, grandes matorrales que impiden ver el suelo, en ocasiones llegaba a una baliza, buscaba la siguiente y no sabía como podía llegar a ella, claro que entonces venía uno de esos grandes bajadores suicidas en modo bulldozer arrasando todo y le seguía, si él ha pasado yo no voy a ser menos, al cabo de pocos minutos ya lo veía alejarse con facilidad, que manera de bajar, y eso que yo también cacé a alguno que otro.


Llegando ya casi abajo del descenso peligroso, oigo que me llaman desde detrás, es mi cuñado, que después de un comienzo algo renqueante se ha ido encontrando mejor y baja que se las pela, le doy paso y justo después, al atravesar un regato resbaladizo me tuerzo fuertemente el tobillo izquierdo, esguince al canto. Ya soy experto y sé que ha sido fuerte, no puedo apoyar apenas el pie y tras unos minutos parado, continuo bajando cojeando y con mucha precaución, es una zona muy aislada y de difícil evacuación y lo único que pienso es en llegar al siguiente control para poder retirarme, agradezco el apoyo de todos los corredores que me pasaron, casí todos se preocuparon en ayudarme o al menos preguntarme, aunque también hubo alguno que iba a su bola que pasó de mí pese a verme parado.

Afortunadamente el terreno se allana y el apoyo del pie cada vez es mejor, me animo a volver a trotar y veo que puedo siempre que el pie no se tuerza, en el avituallamiento del embalse compruebo que la inflamación no es exagerada y decido continuar, ahora viene un tramo de camino bastante asequible hasta la siguiente subida fuerte y el tobillo responde.

La subida al Collado de las Yeguas es la siguiente dificultad alrededor de los kms. 19 al 23, no es tan brusca como la anterior, pero a pesar de que el tobillo aguanta, los kilómetros y las piernas empiezan a pesar lo suyo, el sol ya atiza en lo alto y el calor en zona sin vegetación es grande, así que casi otra hora se me va en esos cuatro kilómetros con 400 mts. de desnivel positivo, llevo los cuadriceps y los abductores muy cargados y temo que puedan aparecer calambres pronto, además sufro una pequeña pájara por calor en el último tramo de subida que me deja sin fuerzas, menos mal que hay un avituallamiento arriba que me permite recuperarme comiendo algo y mojándome la cabeza.

La bajada del Collado de las Yeguas es preciosa, un tramo de senda zigzagueante que discurre paralela a un arroyo y que se va adentrando en el bosque desde los despejados altos prados, es una zona rápida, lástima que ya las fuerzas escasean, y aunque me permito en alguna ocasión ver en el reloj ritmos de 5' altos no está la cosa para exhibiciones.


Hemos llegado
Los últimos kilómetros vuelven a coincidir con los de otros años, subiditas que se te hacen eternas, zonas embarradas, gargantas escondidas hasta llegar al último tramo, un camino empedrado muy técnico y complicado donde el tobillo vuelve a quejarse fuertemente, mi garmin, agotado ya en 29 kms., decide en ese momento dejar la carrera y me deja solo, pero ya solo queda bajar despacio y buscar a la familia en la Garganta de San Gregorio para pasar la meta con mi pequeño en 4 horas y 40 minutos y recibir la famosa limonada pencona.

Mi cuñado también sufrió en la parte final, pero acabó contento su primera Pencona en 4h26'. Después aprovechamos la zona de piscina natural de agua helada para meter las piernas, el tobillo lo agradece, pero el cuerpo pide más, así que me lanzo a la piscina tal y como acabé la carrera, parece que he animado a algún otro indeciso que me copia la idea, los niños también se tiran, después cerveza y migas por parte de la organización, que buena forma de acabar la mañana, bueno tal vez mejor si no hubiera acabado otra vez cuarto de mi categoría, medalla de cartón.

Piscina natural, agua helada, perfecta tras la carrera.
Durante el tramo final de la carrera y justo después, tenía sensaciones encontradas, me gusta mucho la montaña, pero también me gusta correr, y en estás carreras tan duras cuando se puede correr ya vas tan tocado que no puedes hacerlo, por eso quizás no me atraen de momento las ultras. La última bajada por las piedras con el tobillo tan dolorido la hice casi andando y pensé que no volvería a hacer una prueba tan dura que no me permitiera correr lo que quiero esos últimos metros, pero hoy, ya en frío y con una pelota en el tobillo estoy deseando que llegue de nuevo el año que viene para repetirla... y mejorarla.

miércoles, 7 de mayo de 2014

III Trail Sierra de la Mosca

Con las fuerzas mermadas, treinta kilómetros por la Sierra se hacen largos.

Desde los primeros momentos ya noté que no iba a tener un buen día, podría buscar alguna excusa como el calor, la larga temporada que llevo sin parar que empieza a pesarme o que esa semana estuve con antibióticos por una afección dental. El caso es que había hecho unos últimos entrenos buenos y esa misma mañana me encontraba físicamente muy bien, incluso pasamos unos días antes de descanso en las playas portuguesas de Peniche y Nazaré, pero fue empezar la primera cuesta y notar como al subir de pulsaciones el esfuerzo era mayor del esperado, no me cabía otra opción de apretar dientes y seguir, saliera lo que saliera.

Faro de Nazaré, lugar donde el año pasado Garrett McNamara
surfeó una ola de 30 metros, record del mundo. (Ver vídeo abajo)


Antes, a primera hora, había tenido la oportunidad de saludar a muchos compañeros ya conocidos, felicité a mi amigo Felipe que en su primera Maratón había conseguido bajar de 3h30' en Mapoma, a Carlos que por falta de tiempo no me pudo contar mucho de su experiencia ultra en Mérida y a Javier Ayuso y su familia, Javier es un bloguero manchego con el que ya había coincidido en la Maratón de Sevilla, un gran corredor y ha sido un placer poder recibirle en "mi pueblo", además por lo que cuenta acabó encantado con la carrera y el viaje, todo un honor. Vuelvo a felicitar a su mujer Mercedes que corrió el minitrail de 18 kms. y se llevó un podium en su primer trail.

Con Javier y familia

Aguardando la salida, Javier justo entre los dos ganadores

Este trail no es el más largo, ni el más duro, ni seguramente el más bonito, pero a pesar de las sensaciones de falta de fuerza que llevaba, correr con dorsal por los caminos por los que he entrenado decenas de veces es un placer que no pienso perderme mientras pueda. Tiene un perfil engañoso, casi treinta y un kilómetros y 2.100 metros de desnivel acumulado no parecen mucho, pero las subidas aunque cortas son fuertes y las bajadas técnicas, además tiene muchas zonas corribles que después de muchos kilómetros desgastan lo suyo, sobre todo si en el kilómetro 26 te espera la subida más fuerte.

Saliendo detrás de Javier

Primera subida a las Antenas

Como comentaba antes, la cosa empezó bien, salí tras Javier en lo que me parecía un ritmo cómodo, aunque luego vi sorprendido que habíamos hecho el primer km. en 4'20", pero en cuanto se empinó el camino se me fue marchando, tocaba tirar de experiencia, salvé la primera subida a las Antenas al trote y ya no hice otra cosa que ir regulando fuerzas toda la carrera, no arriesgué en las bajadas, subí caminando los siguientes tramos duros y regulé lo que pudé en los tramos que se podía correr, sobre todo del km. 21 al 26, una zona de dehesa que normalmente cruzo entrenando a 4'30"/km y que el sábado, con el sol ya en lo alto no conseguí bajar de 5'10"/km.


Últimos y esforzados metros
A pesar de todo estoy contento, no pinché del todo y no me di por vencido a pesar de que tuve ganas de parar alguna vez y en la última bajada me recuperé un poco para acabar en 3h03'.

Ahora estoy duditativo en cuanto a que hacer hasta el día 18, en el que me enfrento a la prueba más dura de Extremadura, la Carrera Pencona de Aldeanueva de la Vera con 32 kms. y 4.000 mts. de desnivel total, estoy haciendo entrenos cortos y con algún fartlek esta semana y el domingo un par de horas suaves por la Sierra, creo que la semana que viene haré un tapering parecido al de una Maratón, a ver si puedo recuperar con vistas a ese día.