Nuevos caminos y viejos lugares

Muchas veces buscamos a miles de kilómetros lo que tenemos al lado de casa.

Desde  el día que empecé a correr, ha ido aumentando considerablemente mi capacidad para descubrir lo que tengo a mi alrededor, a conocer y apreciar los lugares por los que voy, a registrar cada camino y cada vereda de los alrededores y he descubierto lugares increíbles que no conocía, practicamente al lado de casa.

Ahora, aprovechando las salidas de domingo con la bici, el radio de exploración ha aumentado y con ello también el descubrimiento de nuevos caminos y el disfrute de viejos lugares.

El domingo repetí con la cámara una ruta que había hecho la semana anterior, y en solo 62 kilómetros  con salida y llegada desde mi casa mirad lo que pude disfrutar:

Para salir de Cáceres, tomo la vía de la Plata, vía romana que une Sevilla con Astorga y que actualmente utilizan muchos peregrinos del sur para enlazar con el camino de Santiago. Después de unos kilómetros me desvío por la Finca La Lagartera para llegar primero hasta el pantano y después al pueblo de Valdesalor.

Desde aquí tomo el corredor natural Cáceres-Badajoz que une este pueblo con la carretera EX-100 y para tomar después un camino que se adentra en una gran dehesa, desde la que podemos descubrir en la lejanía los restos del antiguo castillo de los Mogollones que data del siglo XIII y del que un gran torreón es su último vestigio, frente al castillo están los restos de la ermita de San Jorge, totalmente destruida pero que aún conserva parte de lo que fueron sus paredes completamente llenas de pinturas e imagenes del siglo XV, no son de mucho valor artístico, pero creo que tampoco se merece el estado de ruina y abandono en el que se encuentra.

Lo que queda del antiguo Castillo de Mogollones, antigua propiedad de nobles y hoy refugio de cigüeñas y ganado.

Torreón desde la entrada a la Ermita de San Jorge

Los semiderruidos matacanes conservan el antiguo porte

Lo que queda del coro y el altar de la antigua ermita, con frescos e inscripciones góticas

Siguiendo el camino del corredor, a pocos kilómetros se puede visitar el Dolmen de Hijadilla, monumento megalítico de finales del Neolítico, resto de lo que fue un monumento funerario de los que queda su camara circular mortuoria y algunas rocas de su corredor principal, según he podido averiguar ha sido objeto de visitas de expertos del otro lado del mundo y yo no lo conocía a pesar de tenerlo tan cerca, impresiona.

Dolmen de Hijadilla

Finalmente cruzo un antiguo puente sobre el río salor para encaminarme hasta un lugar increíble donde enormes rocas de granito parece que han sido esculpidas por la propia naturaleza, el paraje natural de los Barruecos, lugar protegido y donde destaca el museo Vostell, en el que podemos apreciar algunas de las obras cuanto menos curiosas de este artista aleman que se enamoró de esta tierra y de una de sus mujeres y se quedó aquí para siempre.

Paraje Natural de Los Barruecos

Algunas de las curiosas obras del Museo Vostell

Por otra parte sigo con mis entrenos de tres días de carrera y uno de MTB y he de reconocer que me encuentro bastante bien, a pesar de los desniveles y no forzar demasiado, me salen muy buenos ritmos. Creo que la buena forma se resiste a irse, veremos si más adelante no la echo de menos.