A tiro de piedra

En un Maratón nunca hay certeza, pero no hay nada mejor para eliminar dudas que mirar al objetivo lo suficientemente cerca.

Nunca me han gustado los estereotipos, pero mi moral se
vería seriamente afectada si en Sevilla me encuentro un pacer
como este con el globo de las 3h30'

Ayer tenía tirada larga, en principio serían 30 kilómetros a ritmo confortable, ese en el que parece que podrías tirarte horas corriendo, el ritmo en el que tu mente viaja más rápido que tus piernas, en el que la respiración se acompasa con el ritmo cardiaco y en el que si las fuerzas acompañan, pronto empiezas a notar el flow.

Todo iba bien, ritmo muy regular en torno a 5'/km dependiendo fundamentalmente del perfil del terreno y con pulsaciones en torno a 140. En el kilómetro 26, viendo las buenas sensaciones y que voy a llegar al 30 perfectamente una idea empieza a rondarme la cabeza, la idea de continuar, internarme en el terreno del Maratón con mayúsculas, el terreno más allá del 30, y hacerlo en positivo, aumentando ritmo y ver como reacciona mi cuerpo.

Dicho y hecho, me tomo el segundo gel, un buen trago de agua y comienzo a acelerar en el 27, las sensaciones son buenas y no veo ningún muro a lo lejos, los kilómetros pasan y los ritmos mejoran, 4:51, 4:47, 4:43.......En un primer momento fijé el final en el 35, pero una pequeña molestia por sobrecarga que me apareció en el 33 en la rodilla y que después quedó en nada, hizo que decidiera parar, haciendo ese último kilómetro a 4:31 min/km y parando el crono con 34,12 kilómetros en 2h48'12'' a 4:55 min/km y a 149 ppm de media.

No sé si he hecho bien, si he quemado tontamente algún cartucho. Si ayer me dicen que haga 8 kilómetros más en 42 minutos, es decir a 5:10, para acabar una Maratón en menos de 3h30' lo hubiera hecho sin problema, el día 19 en Sevilla no lo puedo asegurar. En la Maratón no hay certezas aunque desde luego ayer me acosté con muchas menos dudas.